sábado, 21 de agosto de 2010

Había fantasmas de terror que ni te cuento.
Todas esas loquísimas extremamente no estás poniendo el otro pie en la tierra.
Boca abierto de cuadro pintado hacia el puerto de Don Filo.
Albergaban muchísimas torrecitas de arena envueltas en sedas de algdón amarillo.
Amarillo y gris, perdón.
Entonces resulta que teníamos, tenemos varios puertitos del sur al este bajando rozndo de a poquito con nítido sabor de la flor casi penetrando en la boca al momento de sentirlo.
Abunantes.
Jardines de nada.
Con un par de zapatos sueltos sin cordones y plantilla a medio correr.
Esa
Mirada Fija
Ahí, donde la luz penetra con el espectro paredón de fondo.
Lo sombrío era el fondo del miedo donde los cuentos cortaban letras con dedos de diarios y la goma satura del espacio exquisito en rarezas, extraño.
Era
Esa Mirada Fija
Donde el poniente y el saliente no existen en la geografía de entonces el cuento perece.