viernes, 23 de noviembre de 2007



Fragmento del cuerpo del informe: "Humano e Inhumano"

Nos planteamos el hecho de una palabra “humano” y su (teóricamente) opuesto “inhumano”, para definir estos dos conceptos es necesario hacer ciertas clasificaciones tales como “de especie/de humanidad”, o también de “humano-humano/humano-cosa” que es similar, ya que entre éstos existe un nexo o conexión; humano-humano con humano de humanidad, y humano-cosa con humano de especie. Y es posible ser humano (de especie) e inhumano de humano (de humanidad) o inhumano (de especie) y humano (de humanidad)?

Es un tema amplio y complicado por su subjetividad, ya que todo es muy relativo, podemos empezar hablando desde cuestiones más simples como lo son por ejemplo “Ser humano es dar importancia a las cosas que de natura no lo tienen, como por ejemplo a la justicia. La naturaleza no conoce de justicia: es natural que el débil
perezca pero es humano proteger al débil.” Y “Ser inhumano en cambio no es dar vía libre al lado animal (in-humano: no humano), que desinhibe el egoísmo. Ser inhumano es ser cínico. Hacer la maldad por placer.
¿Qué animal hace eso? Ser inhumano es el lado oscuro del ser humano, usar las capacidades humanas para cometer el mal.”

Pero, qué sería entonces ser humano e inhumano de especie y de humanidad? Un humano de especie somos las personas, por nuestras cualidades físicas y de resolución mental, el pensamiento, y ser humano de humanidad sería ser o hacer lo que por la sociedad está “bien visto”, cumplir con una buena moral, respetar al otro, hacer las cosas por buenas causas, no causar mal… y ahí entramos en los aparatos retóricos del hoy, qué es el bien? Qué es el mal? Qué está bien? Qué está mal? Acaso si decimos que ser humano de humanidad es tener moral, ser un ser razonable, el inhumano de humanidad sería no tener moral, pero no razona también? Véase que de a poco confirmamos que “humano” y el “inhumano” en algunos sentidos, comparten la misma sangre.

De esta forma, entramos a hablar de qué sería ser inhumano, de especie, no cumplir con las condiciones de “humano” o ser “no-humano” (qué sería, un animal? El animal no será tan humano como el humano-humano o el humano-cosa, pero en ciertos casos, basándonos en nuestras propias descripciones, más humano de humanidad que cualquier persona), acaso a los que se los ha llamado alguna vez inhumanos no tenían el mismo cuerpo físico o la capacidad de pensar que cada uno de nosotros? En el caso de inhumano de humanidad según lo dicho sería lo contrario al humano, no tener moral, no respetar al otro, hacer maldad sin justificación válida dentro de los derechos humanos, etc., lo cual no es errado, pero veamos un poco.

A los actos considerados humanos, los realizan los humanos cualquiera sea el hecho a concretar, y a los actos inhumanos? Los inhumanos de especie? (tirar la pelota) acaso no habíamos dicho que en el caso de especie según la mismas leyes físicas y anatómicas, somos la misma cosa? Somos la misma cosa, difiere en la clasificación de “humanidad”. Si bien planteamos ciertas diferencias que justifican las palabras humano e inhumano, a los hechos “inhumanos” no los hizo nadie más que una persona humana, y he aquí entonces, que ser inhumano no existe, o bien, no tiene validez pues es parte de exactamente la misma cosa que el humano, es un pretexto quizá por no admitir ese lado o cualidad de la persona, o para defender la raza humana, que no puede existir algo de tal magnitud, tan infrahumano.

Ahora bien, podemos resolver que sí es posible ser humano de especie e inhumano de humanidad, abalándonos por lo anteriormente dicho al respecto de inhumano de especie, e inhumano de humanidad, ya que ciertas cosas calificadas de inhumanas son las consecuencias de los actos propiamente humanos.

El hombre, es el único ser viviente capaz de distorsionar hasta punto de abismo, sus mismas cualidades y apariencias, tornar sus sombras análogas, tomar control obsesivo o perderse en la lujuria al deterioro por uso de razón.



Fragmento del informe de valores... Introducción


Un razonamiento sobre el entorno que vivimos cada día, el derrame de palabras sobre hechos a nivel mundial y personal, un globo estático en el medio de la sociedad, nos lleva un poco a cuestionarnos varias cosas, recurriendo quizá más a las retóricas que a la confirmación exacta, pero todo por su debido orden de la naturaleza. Entonces, fijándonos en el tema principal de este informe, los valores, divaguemos por ahí, su significación exacta, y abstracta, el cuerpo inmaterial que lo conforma y la amplitud de sus ramas. Un eje a la dirección se hace necesario, y he aquí la contradicción humana con sus conceptos, y el resultado de preguntarse qué es, dentro de este contexto, ser o validarse como humano o inhumano, surgiendo inevitablemente o no, otras cuestiones de la mano, palabras que hacen al ropaje del cuerpo, y conclusiones nuevamente sobre el paso inmediato anterior.

A continuación, un testimonio de un sobreviviente de Auschwitz, y no por una cuestión en especial de direccionar sobre ese contexto, sino porque engloba, ya sea con lo que está escrito como con su historia, lo que más adelante ampliaremos; posicionamientos básicos y complejos de palabreríos cotidianos y hechos que acostumbramos a tratar, tales como las guerras, las venganzas sucesivas, los choques de ideas, los conceptos, y sobre todo, lo que consideramos.


“Después de Auschwitz, nada será igual”

Sobrevivientes del campo de concentración de Auschwitz (en el que se calcula que murieron un millón y medio de personas) junto a líderes de todo el mundo, se dieron cita le viernes 3 de febrero para conmemorar el 50 aniversario de su liberación. En dicho encuentro, Eli Wiesel (uno de de los sobrevivientes) dirigió al auditorio un conmovedor mensaje:

“Les hablo como un hombre que 50 años y 9 días atrás no tenía nombre, ni esperanza, ni futuro y era sólo conocido por su número, A70713.

Les hablo como judío que ha visto lo que la humanidad se ha hecho a sí misma al tratar de exterminar un pueblo entero e infligir sufrimiento y humillación a tantos otros.

En este lugar de oscuridad y maldición ni podemos más que quedarnos de pie con un temor reverente y recordar sus víctimas sin rostro, sin nombre. Cierren los ojos y miren: procesiones nocturnas sin fin convergen aquí, y aquí es siempre noche. Aquí la tierra y el cielo están en llamas.

Cierren los ojos y escuchen. Escuchen los gritos silenciosos de las madres aterradas, las súplicas de los ancianos y ancianas. Escuchen las lágrimas de los niños […]. Vean y oigan cómo caminan tranquilamente hacía las llamas oscuras, tan gigantes que el planeta mismo parece en peligro.

Todos los hombres y mujeres y niños vienen de todas partes, un encuentro de exilio diseñado por la muerte […].

[…] Después de Auschwitz, la condición humana ya no es la misma. Después de Auschwitz, nada será igual.

Al reflexionar sobre el pasado, debemos dirigirnos a nosotros mismos al presente y al futuro. En nombre de todo lo sagrado en la memoria, terminemos con el derramamiento de sangre en Bosnia, Rwanda y Chechenia; con los viciosos y rudos ataques de terror contra judíos en Tierra Santa. Rechacemos y opongámonos más efectivamente al fanatismo religioso y al odio racial.

Dónde sino aquí, podemos decir al mundo ‘recuerden la moralidad de la condición humana’.”

The Guardian Weekly.

Londres, 5 de febrero de 1995.